Desde el primer día que asumí como legislador vengo diciendo lo mismo: en Río Negro no tenemos una justicia independiente, tenemos una justicia adicta al poder, y más específicamente, al Gobernador Alberto Weretilneck. No es una percepción aislada ni una exageración política. Es una realidad que se puede comprobar: el 40% de los miembros del STJ de Río Negro actual fueron funcionarios del propio Weretilneck. ¿Qué tipo de control puede ejercer una justicia integrada por personas que le deben favores, cargos o lealtades al Ejecutivo?
Pero la responsabilidad no es únicamente del Gobernador y su armado de poder. También los colegios de abogados tienen una cuota de responsabilidad que ya no pueden eludir. El espíritu del legislador al incluir representantes de la abogacía en el Consejo de la Magistratura era claro: aportar una visión independiente, técnica y crítica desde un sector profesional directamente afectado por el funcionamiento de la justicia.
Sin embargo, esa independencia se diluye cuando los mismos abogados eligen como representantes a colegas que trabajan y militan para el Gobierno provincial, o que tienen vínculos laborales o políticos con el oficialismo. ¿Cómo pueden después reclamar una justicia que funcione, si eligen como sus voceros a quienes responden al mismo poder que luego deben controlar? ¿Cómo se pretende cambiar algo si no se rompe con este círculo vicioso de favores, silencios y complicidades?
Hoy el Gobernador cuenta con dos votos seguros del oficialismo en la Legislatura, el voto del STJ y el de los colegios de abogados. ¿De qué independencia jurídica hablamos si así obtiene la mayoria del Consejo de la Magistratura le responden a él?
Así, jamás vamos a tener una justicia que le dé respuestas reales a la gente, que investigue con coraje, que ponga límites al poder. Mientras siga este esquema, el ciudadano rionegrino va a seguir desamparado, sin justicia que lo defienda y sin instituciones que lo protejan.
Y mientras eso pasa, no alcanza con indignarse. Hace falta hacerse cargo. Porque la complicidad también puede ser pasiva, y en Río Negro muchos se han acostumbrado a mirar para otro lado.
*Legislador provincial bloque Vamos con Todos
